Los sacrificios que los Juegos Olímpicos exigen a los deportistas son conocidos. Como recuerda el medio digital «The Lad Bible», el nadador estadounidense Michae Phelps consume unas 10.000 calorías al día para mantenerse en forma y poder rendir al máximo en las competiciones.
Pero la otra cara de esa moneda ha sido publicada en las redes sociales por el jugador australiano de bádminton Sawan Serasinghe, que ha decidido celebrar el final de su intervención enel evento celebrado en Río de Janeirocon un festín de hamburguesas, patatas fritas y demás comida rápida.