Queda claro que uno coge el toro por los cuernos cuando toma las riendas de un asunto, que le pilla el toro si no consigue acabar algo a tiempo, que hace algo a toro pasado cuando actúa a sabiendas de que no hay riesgo a equivocarse, como el lance de banderillas que se consuma cuando el toro ya pasó y no ofrece peligro, o está hecho un toro si se encuentra fuerte como un roble. Además, si te echan un capote, te ayudan a salir airoso de un error o situación embarazosa, y si lo que haces es cortar las dos orejas y el rabo, tu empresa acabó siendo un éxito rotundo, igual que el torero triunfante se emborracha de gloria al salir a hombros del ruedo por la puerta grande.