Era una situación aceptada y que tenía su componente religioso ya que dicha aceptación te daba felicidad terrenal y eterna. Era una desigualdad socialmente aceptada. Empero, se podía pasar de un estamento a otro. Era habitual que los segundones de la nobleza pasaran al estamento eclesiástico. También ocurría en ocasiones que ricos burgueses o hacendados consiguieran privilegios del rey para obtener el estatus de noble.