Pero hay algo que no se ha medido en ratones, sino en personas, y que trae buenas noticias para los devoradores de páginas deseosos de no saciar el hambre jamás: leer alarga la vida, y cuanto más, mejor. Aquí no hay dietas y el único milagro está en la mayor cantidad: los lectores de 3,5 horas a la semana de media viven un 17% más que los que no abren un libro; quienes leen más tiempo aún, un 23% más. Son casi dos años —¡dos años!— de propina que merece la pena tener en cuenta.